Navidades lujosas...o lo que es lo mismo, mi Navidad

¿Quieren que hable de mi tradiciones navideñas?, iluminar sus vidas sobre como lo hacemos la gente de la “jet set”? Pues les cuento.

Hace unos días vino a visitarme François du Pont de la Fenêtre, decorador famoso y reconocido en el mundo entero. Decidió, esta vez, colocar el tradicional abeto de tres metros y medio en una esquina del “salón de invierno”, o salón dorado, como le llamo yo comúnmente. A su lado, va colocado el Belén, con figuras de tamaño “natural”, aunque la verdad, por mucho que él ha investigado no ha sabido dar con la información de saber cual era la complexión física de los protagonistas, por lo cual se basó en el estándar actual de aquellos países del medio oriente. Las figuras son talladas en madera y los ropajes los adquirió en los almacenes “Lafayette du Paris”. El buey y la mula, son totalmente reales. Se los pedimos prestados a un granjero vecino (pero eso si, les pusimos unos discretos “pañales” para que no nos vayan dejando regalitos en el preciado suelo de mármol de Carrara).

La Nochebuena la celebraré junto con un reducido y selecto grupo de amigos, y no faltará ningún manjar exquisito servido en platos de porcelana fina y cristalería de Bohemia. Los cubiertos, por supuesto, serán de plata.

Pero obviamente no me olvido de ustedes, ya dicen aquello de “ponga un pobre en su mesa”. Y aunque a la mesa principal no los puedo evitar (no estoy para aguantar sus bochonorsos ataques contra mi), si les invito a que se sienten en una mesa de la cocina y mis criados les servirán un platito de sopa caliente. No me dirán que no soy magnánima y dadivosa? Lo más!!!!

Noooo por favor, no me den las gracias ni aún menos me quiera besuquear. Más vale que como agradecimiento corrijan su usual forma de comportarse conmigo, y, con un poco de suerte, el año que viene les permita sentarse en la mesa principal.