El espíritu de la Navidad

Nuestra amiga Alicia me ha pedido que publique este bello cuento en su nombre, ya que ella no ha podido por dificultades "técnicas":

¿Es verdad abuelito que el espíritu de la Navidad existe?

Sí, mi niña, claro que existe. Existe en cada luz que brilla, en cada dulce que comes, en los sueños de los regalos, en la música de los villancicos que se canta enfrente de la chimenea, en cada niño que mira con grandes ojos las tiendas de juguetes, intentando elegir el que pedirá en estas fiestas, en la reunión de la familia y amigos, en las risas, en el sonido de las copas cuando chocan entre sí para brindar por todos los que están y por todos los que ya se fueron.

Quizás eres muy chiquita todavía para darte cuenta de esto, pero las Navidades son mágicas y esto es así gracias al espíritu de la Navidad.

Pero entonces el espíritu de la Navidad es malo.

¿Por qué piensas esto, pequeña? Preguntó viejo contrariado.

La niñita miró a su alrededor y con los ojos llenos de lagrimas cristalinas le contestó….

Abuelito, en esta casa no tenemos luces de navidad que iluminen la habitación, solo una velita en la mesa, no tenemos chimenea para cantar a su calor, en realidad nos ponemos una manta para sosegar el frío que hace en la casa, no tenemos dulces y no puedo ir a ver regalos ya que sé que a mí nunca me han traído ninguno.

No tenemos copas para brindar con la familia ni con los amigos, pues solo estamos tú y yo.

¿Que hemos hecho de malo para que el espíritu de la Navidad nos haya olvidado?

El abuelo, apretó las mandíbulas de su escuálido rostro, ajado por el paso inexorable del tiempo, agarró a la niña y la apretó con fuerza contra su pecho.

Ya lo veo abuelito, mira y señaló con su pequeña mano

La luz de la consumida vela arrojo contra la pared la silueta de tal emotiva escena.

Ese es el espíritu de la navidad, abuelito “el amor”, mira como se mueve, ¿lo ves? Tiene vida.

Una lágrima rodó por la piel áspera de las mejillas del abuelo.

Eres muy lista, chiquita pero inteligente. No todo el mundo puede ver el espíritu y tú lo has visto, estoy realmente orgulloso de ti.

Cuando una persona puede ver como tú has visto el espíritu de la Navidad, ya no tiene que buscar en tiendas, no necesita brindar, no necesita chimenea…….

Los demás lo están buscando, pero tú mi niña lo has encontrado.

Y ahora siéntate en la mesa y come esas sardinillas que he traído, mastícalas enteras que las espinas tienen mucho calcio y muy despacito, para que la comida se alargue.

Ya terminé,

Pues ahora a dormir.

Sabes? Me regalaron en la tienda de abajo una hogaza de pan que llenaremos de miel, mañana es un día muy especial, mañana es Navidad.