miércoles, 9 de diciembre de 2009


El 25 de junio el ministro de Defensa, Leopoldo Suárez, interinamente a cargo de la Escuela Superior de Guerra, acuerda con los altos mandos tres puntos a debatir con el Presidente: plan político, comunismo y medios para asegurar el orden interno. El 28 trasciende que a las 21:25 horas la Presidencia de la Nación dará a conocer un comunicado a difundirse por la cadena nacional. Propósito que no llega a concretarse porque las emisoras habían sido ocupadas por el Ejército una hora antes.
En la madrugada del dìa 29 de junio un grupo de oficiales entre los que se encontraban Julio Alsogaray y Luis César Perlinger, le exigen a Illia que renuncie. La respuesta del Presidente de la Nación fue tajante: “Me quedo en el lugar donde la Constitución y la ley me obligan a quedarme. Ustedes son insurrectos, to cumplo con mi deber”. Derrocado, Arturo Umberto Illia abandonó esa noche la Casa Rosada en un taxi. (Ref. tira 29 junio ’66 y primera página de “El Mundo”).
El 30 de junio Onganía asume como nuevo Presidente de los argentinos y justifica el levantamiento asegurando que “el país estaba disminuido física y moralmente”. A partir de entonces se impone la “Doctrina de la Seguridad Nacional”, que permite a los militares intervenir en caso de conflicto interno.

1 comentario:

Beth dijo...

Querida Mafalda:
Decepcionante, verdaderamente decepcionante es comprobar como a veces aparecen "salvapatrias" que de forma unilateral deciden derrocar el gobierno democráticamente establecido. Nunca ningún pueblo mereceria tal
condena.