Desde el mes de noviembre, televisión, prensa, radio, vallas, revistas… todos los medios de comunicación nos vienen bombardeando con un extenso surtido de propuestas navideñas para todos los bolsillos. "Llegó la navidad, señoras y señores. Ahora toca comprar, comprar, comprar. No se encojan ante la crisis…". Regalos para Ella y para Él. Para grandes y chicos. Joyas, enseres, móviles de tarifas extraplanas; juegos a cual más excitante. Muñecas que hacen pipi y caca conviven con perros, cámaras, coches y mandos a distancia en un bazar de ruidos ortopédicos, villancicos y turrones por abrir.
Resulta que ahora, además, se han puesto de moda los paquetes inteligentes. Al abrirlos pueden aparecer desde un salto al vacío en paracaídas, un viaje en globo, una cena con noche en hotel, hasta un masaje con chocolate negro, un peeling, un feeling, y todas las propuestas habidas y por haber…
¿Y los regalos que más valen y menos cuestan, dónde demonios los venden? Qué suerte, esos te salen tirados de precio… ¡Los llevas puestos!
He aquí algunos ejemplos: jugar de verdad, con tus niños de verdad. Dar abrazos sin saltos al vacío. Charla en pareja a la luz de la comprensión. Un perdón por las equivocaciones del año. Un mirar la película del presente, cogidos de la mano. Escuchar a los abuelos (sí, a los que tantas veces llamáis pesados)… Resumiendo, dar cada día lo que os gustaría recibir. ¿Será demasiado utópico?
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