lunes, 15 de febrero de 2010

Trabajar....con una sonrisa


Hoy, como en anteriores ocasiones, me he encontrado con la Jefa de Archivística en el ascensor. Yo me dirigia a la planta -4 donde hay uno de los aparcamientos de los coches de los trabajadores y ella a la -5, la planta subterránea donde se hallan los archivos.

Ella, una vez más, iba con su carrito cargado de cajas de cartón, las cuales están llenas de todo tipo de documentación administrativa y técnica. Vestida con su “uniforme de trabajo”: una bata de impoluto color blanco, adornada con un simpático broche, así como unos guantes del mismo color e igualmente limpios.

¿Por qué escribo sobre ella?, pues porque es una persona ya mayor, que siempre tiene una sonrisa y una palabra amable y animosa para todos, seamos más o menos conocidos (no hay que olvidar que en el edificio trabajamos unas 900 personas).

Su profesión es una de las licenciaturas que yo hubiera cursado de buen grado ¿a quien no le gusta estar rodeada de libros? Pero la especialidad de ella, el “archivo documental”, se me hace como más austera. Clasificar y archivar este tipo de documentos, es tarea rigurosa, un descuido....y a saber donde iria a parar cualquier de ellos entre tantas y tantas cajas de archivo siguiendo un protocolo de clasificación un tanto complicado.

Yo genero documentos y ella los guarda “para la posteridad” cuidadosamente. Yo tengo mi mesa en la 4ª planta, al lado de un ventanal, y ella trabaja en el subterráneo -5, con grandes salas abovedadas, llenas de armarios metálicos, cuyas puertas, son tan pesadas, que solo mediante un sistema electrónico puede ser abiertas. Las dos, cada una en su puesto, formamos parte de una “cadena”. Un eslabón necesita del otro para llevar su tarea adelante. Como todo en la vida. Cada uno cumple su labor y ésta nunca debe ser en detrimento del otro.

Y, lo mejor de todo, trabajar con una sonrisa, aunque a veces el trabajo se nos haga pesado y agobiante, pero ya sea por lo “tiempos que corren” donde tener un trabajo es un lujo, desgraciadamente no al alcance de todos, o ya sea porque es nuestro “modus vivendi” para ganar un jornal ¿qué mejor que tomarlo de esta manera? Por sonreir no cobraremos un extra en nuestro salario, pero es una gratificación tanto para nosotros mismos como para quienes nos rodean.

2 comentarios:

Beto dijo...

Beth, te voy a sugerir un experimento, cualquier día de estos cuando alguien en el edificio de tu trabajo te pregunte..."como estás?" tu contesta..."exageradamente bien" (esto con una enorme sonrisa), y después me cuentas que es lo que pasa, si?

Beth dijo...

Beto, normalmente intento tener una sonrisa en mi semblante. Pero, tomo nota e intentare cumplir con este experimento que me propones.

Aunque jajaja mucho me temo que, como en todas partes, habrá personas que tal demostración de felicidad les sentará como una patada en el hígado, aunque no sea mi intención hacer que así lo sientan. Pero allá ellos ¿no?