lunes, 8 de marzo de 2010

Otras ocho horas más

Esta madrugada en que la calma ha vuelto ha estacionarse en mi cabeza. Esta madrugada en que los rostros invisibles se han marchado, pero prometieron volver cada vez que mire fijamente a sus ojos como esta madrugada. Hoy he decidido destruir tres nombres y desmoronar los muchos recuerdos que me acompañaron en medio de la calamidad de mi vida. Fueron esenciales en su momento, fueron un madero en los años en que me hundía en la miseria de mis depresiones, fueron una lamparilla en la oscuridad de mi túnel, pero hoy, son simplemente, nada.

Hoy he decidido apagar esa flama que parecía eterna. A partir de ahora sólo iré a tientas, pero dejando marcas por si un día me pierdo y no sé encontrar un camino. ¿Pero para qué quiero encontrar el camino si mi vida sin ti no tiene destino?


Rocío: hasta nunca maldita perra sexual, amante y fabricante de mentiras; pero hacedora del amor que un día me abrigó. Me enseñaste a sentir amor pero hoy ya eres NADA.

Paola: Hasta nunca puta ignorante, vulgar y estúpida (cagaste todo esa noche en la que te desconocí) pero fabricante de escenas fantaseadas.

Marieu: Loquita, totalmente necesaria en una etapa necesitada, fuiste la única a la que no le importó mi miseria, compartiste mi hipocondría, pero no supiste quedarte (es a ti a quien le dedico la carta que viene después de todo este ridículo, patético y poco caballeroso texto, pero irónicamente.., eres tú la única que no la leerá).

Adiós para siempre, ninfas de mi destino incierto.

¿Qué viene ahora? Buscar señas particulares en esos actos intrascendentes de mi vida, llenar el vacío y fabricar futuros recuerdos y llenarlo todo de alma, corazón y vida. Buscar espacios donde nunca nadie llego a estar y dejar esa puerta abierta, aquella puerta de este terco corazón. No para llenarlo de amor, eso ahora me parece tan imperceptible, microscópico y etéreo; sino para llenar todo de palabras e imágenes borrosas y oscuras para los demás, aquellos que con sus ojos impenetrables nos acechan, nos juzgan, LOS LECTORES, la gente de la calle, TODOS, todos tienen en la mano una vara, ríen, se frustran, de sentir o no sentir mi dolor, piden más viéndose quizá reflejados en mí o en ‘ella’. Somos como tristes actores que montan su patético espectáculo y reciben aplausos o silbidos, el pan llega a nuestra boca sabiendo que en cada bocado se va algo de nuestra dignidad, algo de nuestra pulcritud, de nuestra vida personal y ya el pan pierde su sabor y ya el pan se vuelve frío y rancio. Es cierto, nadie nos obliga a escribir estas cosas, pero si alguna vez hubo alguien que comprendió que escribir más que un don es un tormento, un castigo y una maldición que daríamos todo por evitar, esa fuiste tú Marieu. Decía que…, llenar todo de cosas borrosas y oscuras es necesario para quienes vivimos en ese cosmos milagroso de la depresión, apocamiento y descreimiento, de los que no sabemos adonde ir para cuando la lluvia de meteoritos empiece a caer.

Sábado 29

X la tenía como siempre había soñado tenerla, desnuda, encendida, estimulada, penetrable. Era la primera vez que todo lo que había pensado hacerle lo podía realizar esa magnífica noche. Ella era mágica, quimérica, bonita, utópica, era de esas almas errantes que son necesarias pero en realidad no sé sabe para qué “Bésale todo para que nunca se olvide de esta noche” le había susurrado su ego de macho. “Hazla pedir perdón” le había recomendado Joseph.
Pero ahí estaba X protagonista de una escena que muchos otros hubieran dado el juicio por protagonizarla y tener a Claudia como coprotagonista, pero X no era el actor que el director de la película necesitaba. Él era ese personaje secundario en la escena más intrascendente e innecesaria, el personaje que se había olvidado el libreto que por noches enteras había estudiado y se los sabía de memoria, pero esa noche él era la nada absoluta. Los fantasmas de su pasado no le dejaban. Al final y después de tanto ir y venir se besaron y tocaron sin pudor, sin negar a las caricias tocar los lugares prohibidos, la noche llenó de miradas el cuarto, las risas de ambos eran estruendosas, exageradas; hipócritas. Y luego se callaron. X se sintió más poca cosa que nunca, se lo había advertido: Las hienas sin duda.


Sabía que toda su vida esa mujer le atormentaría y comprendió que ella era demasiado para su insensata y depresiva existencia. Y él comprendió que ella nunca se acordaría de él. Y él supo que en marzo la perdería. Y él supo que desde ese día moriría, cada día, un poquito más aprisa, sin que nadie se percatara de eso, porque esa alma que quizá pudo comprendelo, estaría tomando fotos a la sórdida ciudad o resistiendo los embates de ese tipo del cual había tenido noticias por algunas comunicaciones lejanas con ella, el tipo al que Marieu entregaría todo su amor, por el resto de sus días y eso lo atormentaba, lo hacia sufrir como aguijón de abeja en medio del corazón. Y lloró en la amarga soledad de su cuarto, lloró como un niño con hambre, pero el hambre de X no era de alimento, su hambre era espiritual, su hambre era de alma.

Escribió una carta para Marieu, la última de todas, la única que ella no leería jamás.


L.A.

5 comentarios:

Beth dijo...

Lo prometido es deuda, y tal como era de esperar, L.A ha cumplido con la palabra dada¡¡¡Gracias!!

Alicia dijo...

Genial,impresionantemente genial.
un escrito digno de un maestro, pulcro y nítido, tajante y misericordioso con cada letra, con cada frase.
Real e imaginario con cada sentido, con cada descripción.
Autoritario y piadoso con cada afirmación, con cada negativa del sufrimiento.
Chapeau.
La interposición de pensamientos y de emociones es sublime, la energía del despotismo y la amargura definida, perfectas.
de verdad que estoy impresionada.
Gracias por tu relato y por favor sigue escribiendo, poco a poco y sin que te des cuenta, te vas quitando esa mascara de represión que llevas puesta.
gracias de nuevo.
un abrazo

Beto dijo...

Pues amigo, me identifico mucho con tus escritos, solo eso.
Gracias.

amaranta dijo...

Que puedo yo..decir?? Ni se.solo que como siempre me has encantado,a veces mas fuerte,como este relato,a veces mas humano..

Solo se que sabes llegarle al corazon de una..y al menos ,yo..sufro y me siento totalmente metida en la historia..y de paso..casi odio a Marieu,es tan dificil conseguir un amor asi..y ni modo,ella nunca lo supo apreciar.
Imaginaria o no..esta historia de que llega.llega.
Grax L.A,por darnos estos ratos tan especiales...

Ahh y feliz cumpleaños ""Verdura"' jejej.Que soples a todo dar esas velitas.

Son los deseos de la Amaranta del ötro lado..del...charco.

Campechanita dijo...

EXCELENTE!... Los escritos de L A aún cuando están impregnados de una gran melancolía, se disfrutan mucho... tanto como beber un vaso de agua fresca en un día súper caluroso.
Gracias Beth!