jueves, 14 de enero de 2010

Haití (II)

"Pocos países como Haití - quizás Somalia - se encuentran tan en los márgenes del mundo. En las Américas de grandezas y desdichas, el Salvador es el país más pequeño, Cuba el más aislado y Haití, desde siempre, el más pobre, y no sólo de la región de Centroamérica y el Caribe: en la estadística de la miseria figura a la cabeza del hemisferio occidental.

En el oeste de la isla Española, territorio de bucaneros y absorbido por Francia, Haiti tuvo su momento de gloria: en 1794 se convirtió en la primera república de esclavos negros emancipados, algo que no se repetiria hasta la constitución de Liberia, en la costa occidental africana, en 1847.

La práctica del vudú, una película añeja de Jacques Tourneur (Yo anduve como un zombie, 1943), los temibles tonton macoute que "repartian leña" al servicio de la dictadura de François Duvalier Papa Doc (1957-1971), los balseros que llegaban a las costas de EE.UU. en los años noventa y el sacerdote católico metido a político Jean Bertrand Aristide son cuatro tópicos haitianos básicos.

Pero sobre todo Aristide. De apariencia fragil y mensaje redentor inspirado en la teología de la liberación, Titite fue el rostro del país desde la caída de Jean Claude Duvalier (Baby Doc o Nené Doc) en 1987, cuando el dictador heredero se quedó sin apoyo exterior. En 1990, Aristide accedió a la presidencia con un apoyo popular extraordinario. El jefe del ejército, Raoul Cédras, le derrocó a los ocho meses, pero el salesiano logró volver. Era el principio del fin de las dictaduras castrenses auspiciadas porWashington, que acababa de echar al general Noriega de Panamá.

Aristide fue recibido por Bill Clinton, fue cortejado por las cadenas de televisión y llevado a la necesidad de -como siempre- acogerse al abrigo de EE.UU. y Francia y convertirse en un político convencional. En 1994 fue devuelto al poder con respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU y de la Casa Blanca, que movilizo dos decenas de miles de soldados para "acompañarle".

Pero Aristide, ni entonces ni en su segundo mandato, desde el2001, logró estabilizar el país, negociar créditos internacionales, mejorar mínimamente las condiciones de vida de una población desempleada (¡hasta un 80% en datos oficiales!) y sin perspectivas de futuro de ninguna clase, que son por cierto las mimas que ahora mismo.

En febrero del 2004 la violencia política se había adueñado del país, facciones rebeldes ocupaban pueblos y ciudades y Washington optó por "facilitar" el exilio del presidente. La misión de la ONU, con unos nueve mil soldados y policías, se ocupa desde entonces de evitar que la violencia cíclica estalle de nuevo y de que el derrumbe sea aún peor."

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