lunes, 4 de febrero de 2013

¿Propia vida?

Hoy, nuestro querido amigo Beto ha publicado un bello texto en el Face, dedicado a su madre, ya que hoy se cumplía el aniversario del día en que su vida pasó a otro plano. 

Ello me ha hecho reflexionar sobre algunos comportamientos con las personas mayores, y de un hecho acaecido hace unas semanas:

Una compañera de trabajo hizo un alegato en contra de unas declaraciones hechas por un ministro japonés en el que más o menos vino a decir que “Había que exterminar a la gente mayor”. Lógicamente su opinión, al igual de todos los que estábamos allí, fue de completo rechazo a tal siniestra idea. Pero, a los pocos días, ella decidió hacer un viaje, y con este fin, llevó a su madre (que convive con ella) a una residencia de ancianos. Y aunque me consta que nada le había de faltar allí, me permití hacerle la siguiente pregunta: Ya que has de pagar para que la cuiden, por qué no contratas a una cuidadora para que haga esta función en tu propia casa. Así, no la alejas de su entorno habitual, algo tan importante a esas edades. Su respuesta fue tajante: Mi marido y yo tenemos derecho a disfrutar de nuestra propia vida. 

Ante esta respuesta, no quise entrar en más cuestiones privadas, pero no pude dejar de pensar en aquellos tiempos en que su madre se encargaba todos los días de cuidar a la hija de mi compañera, cuando esta era chiquita. De los sacrificios que debía hacer la abuela y su marido para compaginar su vida con la tarea de cuidar a su nieta. Y, por tanto: ¿Acaso ella no tenía derecho a disfrutar de su propia vida también? 

Por todo ello el texto de Beto me confirmó que no todo el mundo actúa de igual manera: que hay quien está agradecido y rememora con cariño a quien en su día nos brindó todo su cariño, su esfuerzo, y que renunció a miles de cosas para que a nosotros no nos faltara de nada.

Y no quiero finalizar este escrito sin mirar hacia el cielo y dirigirle una sonrisa a la madre de Beto, al tiempo que le digo: "Puede sentirte muy orgullosa de tus hijos".

1 comentario:

Maita dijo...

Cruel comentário, en mi opinión, el del Ministro "Japo".
Drástica determinación la de tu compañera.
Yo, soy madre.Le pido a Dios,no llegar a ser nunca una carga para mi hijo.Espero tener una autonomía económica, que desde hace algún tiempo vengo construyendo, y que él no esté conmigo por obligación, ni por pena.
Lo que haya hecho y haga por él, forma parte del papel que nos toca desempeñar a los Padres, que queremos ejercer como tales.
Antes muerta, que ser un coñazo.