jueves, 7 de febrero de 2013

Ferrocatas...


Acabo de llegar a casa como una moto (o como diría Ali en estos casos: "Ya está Beth con la pluma en alto). 

Me parece increíble que en tanto y cuanto el gobierno catalán, la Generalitat, exige a todo aquel que construye una obra o remodela un edificio, se le obligue (y en esto estoy más que conforme), en aplicar medidas para facilitar el acceso de personas minusválidas, o portadoras de carritos para bebés, etc.

Pues bien, hoy he tenido que desplazarme hasta la estación de Ferrocarriles de Generalitat de “Gracia”. Vale que está en plena remodelación y por lo que se presume, esto llevará mucho tiempo, pero lo que es por ahora no se ha previsto ningún acceso de este tipo: Todo son escaleras y más escaleras. Algunas de ellas un tanto “suicidas” incluso para los que nos manejamos bien.

¿No habría la posibilidad de construir un ascensor aunque fuera provisional incluso del tipo montacargas? ¿Qué sucede con los vecinos o los que han de desplazarse hacia ésta zona con algún tipo de discapacitación motora? Tienen los mismos derechos que el resto de usuarios, porque también pagan sus impuestos ¿o no?

Es vergonzoso lo que está sucediendo en los “ferrocatas”. 

Supongo que nuestra amiga Maita también debe tener que decir mucho sobre ello, ya que ésta estación está muy cerquita de su casa. ¡¡Lánzate amiga!! Y ya sabes aquí no hay ningún tipo de censura.

2 comentarios:

Maita dijo...

¡Pues claro que me lanzo!

Estoy ya hasta lo que no tengo de la obra de marras. Tanto es así, que no uso los ferrocatas, si tengo que bajar en la estación de Grácia. Hay que subir un tramo de escaleras suicidas. No hay derecho, sencillamente no hay derecho.

La ciudad donde vivo y a la que adoro, se está convirtiendo en insolidária y maleducada, aunque ésto último poco tenga que ver con el tema que nos ocupa. Ese será un futuro tema a debatir.

Beth dijo...

Lo importante es no dejar que esta mala educación nos contagie: un saludo, una disculpa, un gracias, nunca están de más, e incluso pueden hacer reaccionar, para bien, al mal educado.