martes, 24 de agosto de 2010

Carta apócrifa a Marieu

Que no te escribiría cartas finales, te juré alguna vez y ya ves, Sin saber cómo y de qué manera comenzar esta carta, siendo quizás la más difícil tarea encomendada por este ir y venir de sensaciones. No sé y nunca supe iniciar una carta final, describir hechos y acontecimientos pasados son cosa de mi a veces ventilada privacidad Marieu, ¿cómo alguien puede recurrir a un ‘hola’ iniciando una última carta? ¿Cómo se llena esa alma de valor para ostentar tu olvido?

“Quédate Marieu, para siempre”.

Esa es la manera consistente y única forma de iniciar una carta definitoria, una misiva de despedida, del adiós.

Recordar aquellos días de cine y de charlas en cafés bulliciosos, escudriñando en tus ojos mi reflejo ¡Cuán feliz me veía a través de ti Marieu! Pestañeabas y en aquella milésima de segundo se borraba el mundo, pasabas tus manos por tus cabellos y todo el lugar se perfumaba de ti, de tu presencia, de tu inconmensurable belleza.

Aquella noche de espanto me marché de tu lado, ¿cómo habrás padecido todas tus dudas? Habrás pensado que hiciste las cosas mal, que por algún motivo me decepcioné de ti, en lo absoluto Marieu, yo fui mi única y perdurable decepción.

Te extraño querida y siempre dulce Marieu y a estas alturas he perdido el deseo de continuar con esta tarea pervertida de escribirte cartas que jamás leerás.

¿Te parece si me dejas la ventana abierta?

Luis Arturo

No hay comentarios: