Y antes de empezar a tomar unos cuantos tequilitas, y como persona bien educada como me considero (y así también me consideran mis amigos de la alta sociedad), primero doy mis más cordiales felicitaciones al homenajeado. Y por una vez, y sin que sirva de precedente, le permito a Beto darme un beso, en la mejilla, por supuesto, que una cosa es confraternizar y otra...propasarse. Aunque quien sabe....según vaya la fiesta todo puede suceder, jojojo.

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